La digitalización de los registros del automotor en Argentina es un proceso en marcha, pero todavía enfrenta desafíos estructurales y administrativos. A pesar de la incorporación de herramientas online, muchos trámites continúan requiriendo presencia física en las oficinas registrales.
Cristian Servini, gestor del automotor, explicó a MAÑANAS EN ORSAI que «el registro se está adecuando a las nuevas normas digitales, pero no todos los trámites se hacen vía online. Se hace una precarga, pero el final se realiza en el registro del automotor. Hay que adecuar todo un país para que eso suceda».
El sector ha estado en el centro del debate debido a la decisión del gobierno de cerrar 155 oficinas de registros del automotor en el país. La medida responde a una reestructuración administrativa que busca optimizar los recursos y reducir costos operativos, aunque también genera preocupación entre trabajadores y usuarios.
«Se le ordena al registro que arbitre los medios necesarios, pero si nos quedamos sin oficina, aún no está para hacer el trámite online. La gente cree que el trámite es caro, entonces sería mejor, pero no funciona así. Nos va a llevar un tiempo, todo se va a ir adecuando», agregó Servini, destacando que el proceso de digitalización no es inmediato y requiere una adaptación tanto a nivel institucional como ciudadano.
El gobierno nacional ha impulsado la modernización del sistema con la digitalización de distintos servicios, permitiendo la realización de precargas y gestiones iniciales a través de plataformas web. Sin embargo, la falta de infraestructura en algunas regiones y la resistencia al cambio tecnológico en parte de la población ralentizan la implementación de un sistema 100% digital.
«Nos falta a la mayoría de la población meternos en el mundo digital», concluyó Servini, resaltando que la transformación no solo depende del Estado, sino también de la capacitación y adaptación de los ciudadanos a las nuevas herramientas tecnológicas.
Por ahora, los registros del automotor continúan funcionando con un sistema mixto, combinando gestiones virtuales con la presencialidad obligatoria en determinadas instancias del trámite. El desafío radica en garantizar una transición ordenada que permita resignificar el rol de los registros, aprovechando los beneficios de la digitalización sin generar complicaciones para los usuarios.