En una intervención urbana auspiciada por la Dirección de Cultura de la Municipalidad de Bragado, el artista Felipe Amado ha devuelto la vida a un banco que guarda los susurros románticos del poeta Enrique P. Maroni. Descubre la historia detrás de este emblemático lugar, testigo de amores clandestinos y versos inmortales.

En el corazón de Bragado, existe un banco en la plaza Eva Perón que, gracias a la intervención artística de Felipe Amado, ha vuelto a resonar con la esencia poética de Enrique P. Maroni, un ilustre habitante de la ciudad. Este banco, ubicado en la esquina de la calle Pellegrini y cercano a la estación, fue el rincón predilecto donde Maroni solía pasar sus tardes, dando forma a sus primeras letras.

En una charla con el artista Felipe Amado durante su labor de restauración, este compartió la fascinante historia detrás del banco. Según una entrevista realizada a Del Bue, primo y amigo del poeta bragadense, este banco fue el testigo mudo de los primeros poemas de amor escritos por Maroni a principios del siglo XX. La razón detrás de estas líneas apasionadas fue una historia de amor complicada, con una novia que Maroni pretendía, pero cuya familia desaprobaba. Curiosamente, la amada vivía a tan solo media cuadra de la estación.

Felipe Amado, con su intervención artística, rescata este banco emblemático al escribir en su respaldo la primera estrofa del poema que Maroni dedicó a Bragado: «Bragado de mis amores, el de las bajas casitas, el de las plazas bonitas llenas de novias y flores.»

Este acto no solo embellece un rincón de la ciudad, sino que también preserva y comparte el legado cultural y romántico de Maroni para las futuras generaciones. La intervención y rescate de nuestro patrimonio cultural demuestran cómo la cultura puede servir como un lazo que une a la comunidad con su identidad colectiva. En este caso, el banco del poeta se erige como un monumento a la pasión, el amor y la creatividad que sigue inspirando a Bragado.

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