Bragado ha sido una de las ciudades donde el asesinato de José Luis Cabezas no pasó desapercibido. Rápidamente la prensa local manifestó su deseo de que el caso no quedara impune y demostró con un pequeño monolito su intención de que permaneciera en el recuerdo de todos y plasmar la necesidad de luchar por la libertad de prensa.
Años más tarde, el gobierno de San Pedro sacó ese monolito y creó en su reemplazo un monumento más grande, más vistoso e incluso más lindo. Hubo quienes se mostraron conformes, pero también había periodistas que lo interpretaron como un atropello tras considerar que no habían sido consultados en la elaboración del proyecto ni en la toma de decisión sobre lo que se hizo con el anterior.
Esa situación hizo que durante todos estos años la prensa quedara dividida y que la conmemoración del 25 de enero (día del asesinato) se hiciera en actividades diferentes y lugares distintos, cosa que, creo, no resultaba agradable para nadie.
Atento a eso, hace un año propuse encontrar un punto intermedio que conformara a ambas partes y que, al menos en lo que respecta al caso de Cabezas, pudiéramos lograr una unión de criterios y limar asperezas. La buena predisposición de casi todos hizo que la iniciativa se concretara; no con un primer proyecto que consensuamos, pero sí con una segunda opción. La idea que primó es la de mantener el monumento (y así dejar conforme a quienes estaban a favor), pero reformarlo con una propuesta surgida entre todos para contemplar el reclamo de quienes se sentían desplazados.
El artista Felipe Amado es quien se está encargando de plasmar esta unión a través de un mural que abarcará ambos lados del monumento, con materiales que provee la Municipalidad. No obstante, nosotros, la prensa, también sumamos nuestro pequeño granito de arena, simbólico, a través de pequeñas pinceladas que dejan en evidencia el proyecto colectivo que hay detrás de esa obra y, fundamentalmente, que no nos olvidamos de Cabezas.

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