Las ventas minoristas en Argentina mostraron un crecimiento del 2% en octubre, según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), mientras que comparadas con septiembre, aumentaron un 7%. Aunque este incremento puede parecer positivo, la inflación y la caída de los salarios plantean serias dudas sobre la sostenibilidad de esta tendencia.

La situación económica en Argentina está marcada por una alta inflación y una pérdida continua del poder adquisitivo, factores que afectan a las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) y el consumo. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), los salarios en agosto estaban un 36,7% por debajo del mismo mes del año anterior en términos reales. Esto significa que la mayoría de los consumidores argentinos tienen ingresos que no alcanzan para cubrir los constantes aumentos de precios, lo cual repercute directamente en sus hábitos de consumo.

Inflación e impacto en el consumo

El aumento de las ventas en octubre podría estar vinculado a un cambio en el comportamiento de compra de los argentinos, quienes buscan anticiparse a las alzas de precios. Este fenómeno, común en escenarios de alta inflación, hace que los consumidores prioricen la compra de productos de primera necesidad o bienes duraderos como una forma de proteger el valor de su dinero.

No obstante, este incremento en las ventas no representa una mejora real en los ingresos ni un crecimiento económico sostenible. En el contexto de la gestión económica del exministro de Economía Sergio Massa, las políticas aplicadas en los últimos meses fueron insuficientes lo cual culminó en la hiperinflación de fines del 2023 en el contexto de elecciones presidenciales.

Sin embargo, el aumento en las ventas minoristas en Argentina podría ser un alivio temporal ya que la falta de crecimiento real de los salarios y la persistente inestabilidad económica dificultan una recuperación genuina del consumo. La inflación en Argentina sigue siendo un problema central para la economía, ya que afecta tanto a los costos operativos de las PyMEs como al poder adquisitivo de los consumidores.

A medida que se acerca fin de año, el desafío para el Gobierno se trata de encontrar un equilibrio que permita controlar la inflación y mejorar el poder adquisitivo, condiciones esenciales para una recuperación económica sostenible y un crecimiento en el consumo de largo plazo.

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