Brisa Méndez Suárez, estudiante de la Universidad Nacional de La Plata, comparte un crudo testimonio sobre cómo el ajuste presupuestario y los conflictos de diversa índole están afectando a los estudiantes de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social.
En una conversación con nuestra colega y colaboradora Brisa Méndez Suárez, estudiante de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), se nos presentó un panorama desalentador sobre la situación actual en la educación superior. La joven estudiante, preocupada por el futuro académico y profesional de sus compañeros, describió un primer cuatrimestre marcado por la incertidumbre y el malestar generalizado.
“A partir del primer cuatrimestre estuvimos un poco nerviosos, no sabíamos qué iba a pasar. Fue bastante complejo y todas las semanas teníamos algún día de paro docente o no docente,” relató Brisa. Esta situación ha provocado un considerable atraso en las cursadas, donde de 18 clases previstas, solo se lograron completar 12 o 13. La situación es especialmente crítica en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social, donde la escasez de recursos se ha vuelto evidente.
«Muchos compañeros tuvieron que abandonar sus estudios y regresar a sus ciudades de origen debido al ajuste presupuestario. Estuvimos sin agua, sin luz en algunos días y ni siquiera teníamos papel higiénico en los baños,» añadió Brisa con evidente preocupación.
La crisis económica no solo afecta a la calidad educativa, sino que también complica la vida diaria de los estudiantes. “En La Plata, nuestra facultad brinda la posibilidad de cursar materias de forma intensiva, presencial o virtual, pero muchos compañeros optaron por quedarse en sus pueblos para ahorrar en alquileres. Esto los priva de acceder a actividades extracurriculares y otras oportunidades, pero al menos alivian la carga económica.”
La estudiante destacó la importancia de los comedores universitarios, una de las pocas ayudas económicas que persisten en la universidad. “Son cuatro sedes distribuidas en diferentes puntos de la ciudad, y ofrecen comidas a precios muy bajos. En los últimos paros de 48 horas, los comedores no funcionaron, y estaba todo empapelado con carteles diciendo que no les alcanza el salario. Una comida completa cuesta $1060, y es una opción que no podemos dejar pasar,” explicó Brisa, quien ha dependido de este servicio desde hace tres años.
En cuanto a la situación de vivienda en La Plata, Brisa describió un panorama aún más preocupante. “Muchos estudiantes se ven obligados a buscar trabajos para poder mantenerse, y algunos optan por mudarse a la periferia de la ciudad, lo que trae consigo otros desafíos. En el centro, la situación de los alquileres es insostenible.”
El testimonio de Brisa Méndez Suárez refleja una realidad que se extiende a muchos estudiantes en la Argentina, quienes luchan por mantenerse en el camino hacia un futuro profesional en medio de la crisis económica y educativa. La situación en la UNLP es solo un reflejo de un problema más amplio que afecta a toda la comunidad educativa del país.